Esta incertidumbre electoral se une a otros graves motivos de inquietud como el desarrollo de las guerras en Ucrania y Gaza o las tensiones proteccionistas en la economía global. Hace tiempo que las crisis se han convertido en la nueva normalidad donde los gobiernos y las instituciones internacionales se ven obligados a desarrollar su labor. La inestabilidad, convertida en el nuevo paradigma de la gobernanza, obliga a revisar las prioridades públicas: la seguridad se impone a la rentabilidad y la autonomía estratégica al libre comercio. Pero no todo son motivos para el pesimismo, estos años también hemos podido comprobar que la magnitud de los retos ha obligado a los distintos actores a fortalecer sus lazos de cooperación y explorar fórmulas más eficaces de gobernanza.
La inestabilidad estratégica y económica también ha devuelto al Estado un papel estelar como protagonista de la actividad económica. A las políticas de estímulo fiscal desarrolladas para sortear la crisis del COVID se unen nuevas herramientas que persiguen velar por el control estratégico de sectores críticos para cualquier país como son la energía o las redes de comunicación. En este ambiente, la creciente regulación de la actividad económica se presenta como una herramienta indispensable para acometer grandes retos globales como la descarbonización de la economía o el desarrollo de la Inteligencia Artificial. Pero, a la vez, cada vez más actores advierten de los riesgos de la hiperregulación como un eventual freno al desarrollo de la innovación y de nuevas actividades económicas. Al mismo tiempo es preciso atajar el malestar social y recuperar la confianza en la capacidad de la economía de mercado para crear y repartir riqueza al conjunto de la sociedad y ello paso por convertir el empleo en el centro de las políticas económicas. Probablemente el mayor reto que h oy se presenta en ese campo es anticipar y prevenir el impacto que la Inteligencia Artificial va a traer al modelo actual de relaciones laborales.
Desde su primera edición el Foro La Toja-Vínculo Atlántico no ha dejado de reflexionar sobre los valores que definen nuestras democracias liberales. Este año seguimos haciéndolo al abordar el extendido fenómeno de la polarización social. La salud y la eficacia de un sistema democrático depende de unos consensos mínimos sobre valores comunes a toda la sociedad. La polarización mina esos consensos y, en consecuencia, hace a nuestros sistemas políticos menos eficientes y menos democráticos.
Sobre todos estos asuntos reflexionaremos los días 3, 4 y 5 de Octubre en nuestra tradicional cita en la isla de A Toxa. En los debates contaremos con ponentes de prestigio internacional como Daron Acemoglu, Martin Wolf, Simon Montefiore o Yasha Mounk. Además de la presencia institucional de Gobierno, de la Xunta de Galicia o del líder de la oposición, volveremos a escuchar a las voces más autorizadas del mundo de la empresa para conocer sus sugerencias sobre la agenda reformista que nuestro país necesita.