DEL FORO LA TOJA – VÍNCULO ATLÁNTICO
El Foro La Toja-Vínculo Atlántico nació en 2019 bajo el liderazgo de Josep Piqué y el impulso de Amancio López Seijas y el grupo Hotusa con el propósito crear un espacio de reflexión y conversación pública sobre los retos de nuestras sociedades desde el diálogo respetuoso entre posiciones discrepantes. Nuestro ideario se basa en los valores que definen las sociedades abiertas: defensa de las libertades y la democracia representativa, unas instituciones sólidas y respetadas, los poderes sometidos a control y el pluralismo político. En el ámbito económico, una economía de mercado basada en la iniciativa privada pero comprometida con el bienestar social y la prosperidad compartida. En el ámbito internacional una gobernanza global definida por el derecho internacional, la defensa de los derechos humanos y un orden multilateral cooperativo.
A lo largo de estos años hemos intentado honrar esa declaración de intenciones y enfocar todos nuestros debates bajo esas premisas fundacionales. Decenas de ponentes de muy diversa adscripción ideológica han expuesto sus opiniones sobre los más variados asuntos con el único límite del respeto a sus interlocutores. Nuestros patrocinadores durante todos estos años han contribuido a consolidar esta apuesta por el diálogo y los medios de comunicación a darle visibilidad con la atención que nos han prestado durante este tiempo.
Estos principios y valores que animaron el nacimiento del Foro La Toja siguen vigentes y creemos que hoy, sometidos a nuevos y radicales desafíos, su defensa es más imperiosa que nunca. La histórica cooperación trasatlántica entre Europa y EEUU está puesta en cuestión, el derecho internacional es ignorado gravemente en Ucrania o Gaza y el libre comercio se ve amenazado por una oleada arancelaria. El nacionalpopulismo ocupa cada vez más posiciones de poder y la cohesión de nuestras sociedades se resiente por la creciente polarización y el agotamiento de un modelo social que pierde su legitimidad.
Ninguno de estos desafíos supone una descalificación de las democracias liberales y sus valores, pero todos ellos constituyen un reto casi existencial. Por ello creemos necesario reiterar nuestro compromiso fundacional con esos principios que definen un modelo de sociedad abierta y con un orden internacional basado en reglas.
Si miramos a España, el extraordinario éxito político y económico de nuestro país en los últimos 50 años se ha fundamentado en su apertura al exterior, una sólida fortaleza institucional construida a partir de la Constitución y en los grandes consensos que reflejaban la centralidad de la sociedad española. La Monarquía que hoy encarna Felipe VI ha sido motor de esa transformación histórica y garante de su permanencia; hoy, en tiempos de tanta fragmentación política y social, la Corona sigue siendo el símbolo que mejor refleja la determinación de los españoles de vivir juntos en democracia.
A nadie se le escapa que España, como el resto de las sociedades occidentales, sufre los efectos del populismo y la polarización que deterioran el clima político y la gobernabilidad. No debemos resignarnos a ello y reiterar que la gestión eficaz y responsable de los asuntos públicos aconseja buscar grandes acuerdos transversales sometidos al poder moderador de unas instituciones neutrales y respetadas por todos.
No puede haber democracia sin demócratas; por ello creemos que los representantes públicos deben recuperar la ética de la ejemplaridad, el compromiso con la rendición de cuentas y la contención democrática tanto en la labor de gobierno como en la de la oposición. Reafirmamos nuestra convicción de que el Vínculo Atlántico continúa siendo un factor decisivo para el mantenimiento del modelo de sociedades abiertas y democracias representativas que compartimos. Los lazos históricos, culturales, estratégicos y comerciales entre Europa y América deben mantenerse más allá de circunstancias coyunturales y deberían reforzarse ante el nuevo orden internacional configurado en torno a la pugna hegemónica entre EEUU y China. No creemos que el futuro de la gobernanza mundial se pueda definirse en torno a zonas de influencia, sino en torno a valores compartidos.
Ese Vínculo Atlántico renovado exigirá un nuevo equilibrio entre sus miembros en el que Europa deberá demostrar su determinación para asumir mayor capacidad política y estratégica. Las bases de una nueva Europa han de fundarse en una mayor cohesión interna y en una política exterior y de defensa fuerte y autónoma, que busque nuevos lazos con países que comparten nuestros valores y la convierta, trascendiendo la geografía, en un agente geopolítico activo fiable y una economía competitiva.
Europa no debe renunciar a su modelo económico, basado en la apertura económica y la defensa del comercio mundial global ni tampoco puede ni debe a su modelo de sociedad que debe ser motivo de orgullo. Sin embargo, debemos ser conscientes de que el mantenimiento del Estado social europeo debe basarse en el trabajo y el esfuerzo de los ciudadanos, la innovación, la productividad y la excedencia de la Educación. Europa necesita reconstruir una nueva ética del trabajo acorde con los desafíos del siglo XXI.
La inmigración es un elemento esencial para mantener la vitalidad y dinamismo de nuestras sociedades cada vez mas envejecidas y la politica migratoria debe ser pragmática e inteligente, garantizando la integración y la adaptación de la llegada de los inmigrantes a las necesidades reales de nuestras empresas.
También la Seguridad debe seguir siendo un elemento esencial de nuestro modelo de sociedad y debemos afrontar los nuevos retos de la ciberseguridad sin perder de vista los desafíos que implica el mantenimiento de una sociedad segura y protegida.
En el Foro La Toja creemos firmemente que este desarrollo económico y bienestar social europeo dependerá del acierto con que completemos las transiciones digital y energética, que no admiten retrocesos. Europa debe contar con la ambición y el pragmatismo necesarios convertir ese proceso en un factor de competitividad de nuestra economía, sin dejar de atender a las consecuencias sociales que estas transformaciones puedan acarrear.
España, que es un país exportador, y Europa, que es uno de los principales mercados globales deben seguir apostando por el comercio como vector fundamental de crecimiento y desarrollo en todo el mundo protegiendo nuestro modelo de Estado social, conscientes de los esfuerzos fiscales que ello implica y de la necesidad de optimizar todos los factores de competitividad de nuestras economías para garantizar su sostenibilidad.
Del mismo modo que parece configurarse un nuevo orden mundial, debería surgir un nuevo contrato social similar al que permitió la gran expansión económica y democrática de la segunda mitad del siglo pasado. Este debería contemplar los costes sociales de todos los procesos que están en marcha así como otras inquietudes que preocupan a nuestros ciudadanos; la seguridad, la precariedad laboral, la gestión de la inmigración o los desequilibrios demográficos.
Igualmente mantenemos la convicción de que Iberoamérica debe ser el tercer vértice de ese espacio atlántico. Europa y EEUU deben recuperar el terreno cedido a China en la región y construir una nueva relación basada en el respeto y la cooperación como se ha hecho con el reciente acuerdo con Mercosur. España y Portugal no deben renunciar a su interlocución privilegiada con esa importante zona del mundo. Los avances que allí se registran en la lucha contra la pobreza, la delincuencia o las redes del narcotráfico, asi como su influencia global serían mayores si lograra avanzar en su proceso de integración regional.
En esta situación de gran incertidumbre global, el Foro La Toja, mantiene algunas certezas. Seguimos confiando en los principios y valores de la democracia liberal y las sociedades abiertas; también tenemos la convicción de que las mejores soluciones a los problemas de la sociedad son aquellas que resultan del diálogo y la conversación pública.
En esta difícil encrucijada, el Foro La Toja, nacido de la Sociedad Civil, no quiere ni puede ser neutral y manifiesta activamente su reiterada defensa de los principios y valores que lo inspiran, en la búsqueda de la verdad y en el futuro de la Democracia y la Sociedad Abierta, base de la mayor prosperidad politica y social que hemos conocido.
DEL FORO LA TOJA – VÍNCULO ATLÁNTICO
UNA RESPUESTA ATLÁNTICA A LOS DESAFÍOS GLOBALES
ANTE NUEVOS DESAFÍOS